La figura del procurador en los procesos de divorcio

¿Un procurador para un divorcio? ¿Para qué sirve?

Quizá sea una de las preguntas más recurrentes y frecuentes que tienen los abogados cuando llega el momento de decirle al cliente la necesidad de contar con la representación de un procurador en el procedimiento.

Funciones del procurador en un divorcio

Debemos recordar que, dentro de sus muchas funciones, el procurador es el encargado de representar a su cliente en un procedimiento judicial ante los Tribunales, independientemente de cuál sea este.

Pese a que ambas figuras profesionales están licenciadas en Derecho, cada una de ellas tiene unas funciones específicas y diferentes.

Con lo cual, así como el abogado se encarga y ocupa de la defensa del cliente; el procurador aparte de ocuparse de la representación, en la cual, mediante el apoderamiento conferido a través de un Poder general para pleitos o el apoderamiento Apud Acta, evitará que su cliente representado se vea obligado a acudir personalmente al Juzgado para recibir las notificaciones, tiene otras funciones destacables.

Todas estas funciones añadidas conseguirán que tanto el desarrollo del proceso, así como sus resultados sean llevadas a cabo con agilidad y ejecutadas con competencia para que no haya cabida a posibles errores. Así pues, principalmente se encarga de; 

  • Toda la tramitación del procedimiento.
  • Presentación de los escritos.
  • Efectuar notificaciones.
  • Se encargará de computar los plazos correctamente.
  • Seguimiento de los escritos presentados.
  • Subsanación de posibles deficiencias.
  • Resolución de cualquier impedimento u obstáculos.

Todas estas competencias profesionales son las que digamos tienen que ser llevadas a cabo por los procuradores en el ejercicio de su profesión ante un proceso de divorcio, aunque también en estos procedimientos, cabe destacar que, actúan con una gran comprensión y empatía, sobre todo en procesos con divorcio que impliquen a hijos menores donde la angustia y el nerviosismo es bastante considerable por parte de los clientes.

El poder empatizar con ellos, poder trasladar todas las necesidades que tienen a un lenguaje más judicial, así como acompañar o dar apoyo en los momentos previos que hay al entrar en juicio, e incluso servir de apoyo procesal al respectivo abogado de familia mientras actúa en la defensa del cliente, consigue que la figura del procurador sea fundamental.

 

 

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